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miércoles, 23 de mayo de 2012

Segunda Mesa Redonda
Red Trabajo y Salud Mental - Universidad Academia de Humanismo Cristiano
30 de mayo de 2012 - 19:hrs.


¿Por qué se ocurren los accidentes de Trabajo?


Expositores:

Magdalena Garcés: “Psicodinámica en la prevención de riesgos y accidentes”.

Magdalena Echeverría: “Condiciones de la organización del trabajo y accidentabilidad”

Javiera Garrido: “Accidentabilidad: reflexiones en torno a la casuística y su intervención”

Coordina: Marcelo Balboa. Académico del Diplomado “Sufrimiento, Salud Mental y Trabajo”, Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Fecha: Miércoles 30 de mayo,19:00 hrs.
Lugar: Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Auditorio Presidente Salvador Allende
Condell 343, Providencia.

martes, 1 de mayo de 2012

Nota del Director General de la OIT Juan Somavia con motivo del 1 de mayo de 2012.
“No es un 1° de mayo cualquiera”
Este 1° de mayo miles de personas se manifiestan a lo largo y ancho del mundo. ¿Qué hay de nuevo? A decir verdad, mucho.
La crisis económica está golpeando sobretodo a los trabajadores y sus familias. También ha puesto en evidencia cómo las políticas macroeconómicas de las pasadas décadas han socavado el valor del trabajo decente.
El actual modelo de crecimiento económico considera al trabajo como un costo de producción que debe mantenerse bajo para elevar la competitividad y las ganancias. Por otro lado, los trabajadores son vistos como consumidores a los cuales ofrecer préstamos más que oportunidades de participar en la riqueza que ellos ayudan a crear.
Nos hemos olvidado de que el trabajo es fuente de dignidad personal, estabilidad familiar, paz en la comunidad y, sin ninguna duda, credibilidad en la democracia, lo cual es fundamental para la gobernabilidad. En muchas partes del mundo se ha perdido la noción básica de que el trabajo no es una mercancía.
Por eso, éste no es un 1° de mayo cualquiera. Hay quienes creen que es posible salir de esta crisis con las mismas recetas del pasado. Se equivocan, no es una crisis más.
Esta situación es más evidente en economías avanzadas y, en especial, en la Eurozona, donde las políticas para enfrentar los altos niveles de deuda pública están creando un gran costo social que tarde o temprano habrá que pagar.
Cuando las tasas de desempleo juvenil rondan el 50% en países como España y Grecia, queda claro que estamos al límite de esta recesión generada por la austeridad. Se trata de políticas que ignoran los valores de justicia y solidaridad que han guiado a la UE y que están en el corazón de sus principales tratados. Y que ignoran que para pagar deudas se precisa crecimiento y empleo. Son políticas que se alejan de los convenios de la OIT y se olvidan del papel fundamental que el diálogo social puede jugar en tiempos de crisis.
Precisamos políticas de consolidación fiscal que sean socialmente responsables. En democracia, es más importante contar con la confianza a largo plazo de las personas –especialmente de los más vulnerables– que ganarse el apoyo a corto plazo de los mercados.
Globalmente, la mayoría de las grandes empresas y el sistema financiero en general se han recuperado de la crisis, si bien algunos expertos creen que aún quedan bancos “frágiles”. Los gobiernos gastaron miles de millones para esa recuperación. Los trabajadores, en cambio, no han recibido el mismo trato. Se entiende entonces que en este 1° de mayo mucha gente sienta que algunos bancos son demasiado grandes para quebrar, mientras que ellos son demasiado pequeños para ser tomados en cuenta.
¿Qué podemos hacer? Debemos cambiar el modelo de crecimiento de la economía global. Sin duda se trata de un modelo que ha creado mucha riqueza. Pero esta riqueza se ha concentrado en pocas manos y no ha logrado el tipo de crecimiento inclusivo que se suponía iba a generar.
Necesitamos un tipo de crecimiento que beneficie el medio ambiente, promueva el bienestar de las personas y reduzca las desigualdades. Su medida de éxito debe ser el número de empleos de calidad que crea y no el porcentaje de crecimiento del PIB.
El sistema financiero debe estar al servicio de la economía real en vez de especular con el dinero de las personas. Los bancos deben volver a su papel original, que era el de ofrecer préstamos para que las empresas sostenibles inviertan y creen empleos. Las políticas laborales, sociales y ambientales deben ser tan importantes como las políticas macroeconómicas. Éste no es el caso hoy en día.
El llamado Consenso de Washington dictaminaba: un país tendría pobres resultados si basaba su mercado de trabajo en políticas inclusivas como la creación de empleos de calidad, la protección social y el respeto a los derechos laborales. La verdad es contraria: países con políticas sociales de largo plazo han experimentado un crecimiento más estable. Algunos incluso se han vuelto más competitivos y se están recuperando más rápido que otros embarcados en la austeridad fiscal.
Debemos avanzar hacia una globalización que responda a las expectativas de la gente. Ello significa, en primer lugar, la posibilidad de acceder a un trabajo con remuneración justa y derechos laborales. En resumen, un trabajo en condiciones dignas. Esto fue lo que en su momento permitió el surgimiento de las clases medias en todos lados.
Ahora la clase media está amenazada, porque cada vez resulta más difícil conseguir un trabajo decente.

Este preocupante escenario concierne a todos los países. Ninguna nación o región puede bastarse por si sola. Si queremos avanzar hacia una nueva era de justicia social, precisamos cooperación, diálogo y, sobretodo, liderazgo. Un liderazgo alimentado por valores humanos. Y entre esos valores, es clave la dignidad del trabajo.

Mensaje de Manuel Calviño Secretario General de de la Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología - ULAPSI, con motivo del Día Internacional de los Trabajadores

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que este año habrá
200 a 204 millones de desempleados en el mundo. El mundo llegará a 206
millones de desempleados en el 2016, una tasa de desempleo promedio del 6%.
Pero si la desaceleración de la economía se mantiene, si el escenario
evidencia ser recesión, tendremos 209 millones de desempleados en el año
2013.
En nuestro continente la tasa de desempleo previsible se ubica en un 7,2%.
El desempleo es favorecedor de la violencia contra la que luchamos con
nuestros saberes y haceres profesionales. El desempleo desestabiliza las
familias junto a las que trabajamos en aras del bienestar y la felicidad de
todos sus miembros. El desempleo está allí en las comunidades donde
encontramos altos niveles de drogadicción, es una variable significativa
cuando nos encontramos con la desesperada decisión del suicidio. El
desempleo es la expresión de la desconsideración a los derechos humanos, la
distribución desigual, la inequidad, productores de insanidad, deterioro
personal. El desempleo excluye, y lo hace con prioridad despiadada por el
mismo lado, por los mismos sectores. El desempleo es también voraz con
centenares de nuestros colegas de profesión.
La lista de efectos perjudiciales, inhumanos, es voluminosa.
Las psicólogas y psicólogos de América Latina deberíamos incluir en nuestras
agendas de trabajo este fenómeno que, sin duda, impacta muy negativamente
sobre nuestras poblaciones.
Hoy, primero de Mayo, tengamos un momento de reflexión, y sumemos o
reforcemos en nuestras causas y batallas la del trabajo para todos, el
trabajo digno y dignificante.
La estabilidad emocional, la integración subjetiva, la capacidad de
crecimiento y desarrollo de miles de personas de nuestro continente reclama
de nuestras prácticas profesionales y ciudadanas.


Manuel Calviño, Secretario General de ULAPSI - 1°de mayo de 2012